Pulgarcito fue junto con Caperucita Roja,
Blancanieves, Hansel y Gretel, Los tres cerditos, etc., uno
de los cuentos más queridos y conocidos
desde siempre en España.
Tica aquí si quieres leer algunos
cuentos populares
españoles.
Actividad para 2º y 3º de E.S.O.: habla a continuación de tus cuentos o leyendas favoritos, utilizando este modelo de ficha e incorpórala, ya completada, en "Comentarios":
Alumno/a:
Curso:
Título de la historia:
Origen geográfico:
Persona que me la contó:
Personajes:
Argumento:
Partes o estructura de la hisoria:
Aspectos interesantes de la historia:
Enseñanza o moraleja:
A continuación te presentamos un precioso cuento centroeuropeo de los hermanos Grimm, lleno de elementos mágicos y simbólicos para que leas y analices. Después de leerlo intenta descubrir el sentido del número tres, de la serpiente blanca, las hormigas, los cuervos, la concha y el anillo, la manzana de la vida, etc.
La Serpiente Blanca
Hace mucho tiempo vivía un
rey, famoso en todo el país por su sabiduría. Nada le era oculto; y parecía que
por el aire le llegaban las noticias de las cosas más desconocidas y secretas.
Pero tenía una extraña costumbre. Todos los días, después de la cena, cuando la
mesa había sido retirada y cuando nadie se hallaba presente, un criado de
confianza le servía un plato más. Estaba tapado, y ni siquiera el criado sabía
lo que contenía, pues el Rey no lo descubría ni lo comía hasta encontrarse
completamente solo.
(En muchas culturas orientales, de Oceanía y de otros sitios del planeta, la serpiente simboliza la sabiduría, el tiempo y la creación de nuestro universo)
Las cosas siguieron así
durante mucho tiempo, hasta que un día al criado que retiraba el plato, le entró
una curiosidad irresistible, y después de retirar el plato, lo llevó a su propia
habitación. Cerró la puerta con todo cuidado, levantó la tapadera y vio que en
la bandeja yacía una serpiente blanca. No pudo resistir el antojo de probarla,
cortó un pedacito y se lo llevó a la boca. Apenas lo hubo tocado con la
lengua, cuando oyó un extraño susurro de suaves voces que venían de afuera de la
ventana. Él fue y escuchó con detenimiento, y observó que eran gorriones que
hablaban entre sí, contándose mil cosas que vieran en los campos y bosques. Al
comer aquel pedacito de serpiente había recibido el don de entender el lenguaje
de los animales.
Sucedió que aquel mismo día
se extravió la sortija más valiosa de la Reina, y la sospecha del robo recayó
sobre el fiel criado que tenía acceso a todo lugar del palacio. El Rey le mandó
comparecer a su presencia, y con duras palabras le amenazó, diciéndole que si
para el día siguiente no lograba descubrir al ladrón, la culpa recaería en él y
sería severamente castigado. En vano argumentó su inocencia; y fue retirado sin
lograr una mejor respuesta.
Con su problema y angustia,
bajó al patio, pensando en la manera de salir del apuro. En eso algunos patos
descansaban tranquilamente en el arroyo, y mientras se alisaban las plumas con
el pico, sostenían una animada conversación. El criado se detuvo a
escucharlos.
Conversaban sobre dónde
habían pasado la mañana y lo que habían encontrado para comer. Uno de ellos dijo
algo disgustado:
-"Siento muy pesado el
estómago. Por estar comiendo de prisa, me tragué una sortija que estaba al pie
de la ventana de la Reina."-
Inmediatamente, el criado
lo agarró por el cuello, lo llevó a la cocina y dijo al cocinero:
- Éste es un buen pato, que
ya está en buena condición para la cena."-
- "Cierto"- dijo el
cocinero sopesándolo con la mano, -"él no ha tenido reparo en engordar por sí
mismo, y hace días que estaba esperando ir al asador."-
El cocinero lo empezó a
preparar, y cuando lo estaba adobando, apareció en su estómago el anillo de la
reina.
Ahora el fiel criado pudo
probar su inocencia, y el rey, queriendo rectificar su error, le ofreció el
mejor puesto que quisiera dentro de la corte.
El criado declinó este
honor y solamente pidió un caballo y algún dinero para viajar, pues deseaba ver
el mundo y pasarse un tiempo recorriéndole.
Otorgada su petición, se
puso en camino y un día llegó a un estanque, donde observó tres peces que habían
quedado aprisionados entre cañas y luchaban por volver al agua. Ahora, aunque se
diga que los peces son mudos, el hombre entendió los miserables lamentos de
aquellos animales, por verse condenados a una muerte tan miserable, y como él
era de corazón compasivo, se apeó de su caballo y devolvió los tres peces al
agua. Ellos saltaban de alegría, y asomando las cabezas, le dijeron:
-" Nos acordaremos de tí, y
ya te pagaremos por salvarnos."-
Siguió cabalgando, y al
cabo de un rato le pareció oír una voz en la arena a sus pies. Escuchó con
atención, y oyó a la reina de un hormiguero que se quejaba:
- "¿Por qué esos hombres,
con sus torpes bestias, no nos dejan de maltratar tanto? Ese caballo estúpido,
con sus pesados cascos, está aplastando sin compasión a mi gente."-
Entonces él se hizo a un
lado del camino, y la reina de las hormigas le gritó:
-" ¡Nos acordaremos
de ti, una buena acción, depara otra!"-
El camino lo condujo a un
bosque, y allí vio una pareja de cuervos a la orilla de su nido, que arrojaban
de él a sus hijos:
- ¡Fuera de aquí,
vagabundos, buenos para nada!"- les gritaban. -"No podemos seguir
alimentándolos. Ya están bastante grandecitos para proveerse por sí
mismos."-
Pero los pobres polluelos
quedaban en el suelo, agitando sus alitas y lloriqueando:
- "¡Oh, que desdichados
somos, que debemos de buscarnos la comida y todavía no sabemos volar! ¿Qué más
podremos hacer, sino morirnos de hambre?"-
Se bajó el joven, mató al
caballo con su espada y dejó su cuerpo para alimento de los pequeños cuervos,
los cuales se acercaron a saltos sobre la presa y, una vez satisfechos,
dijeron:
- ¡Nos acordaremos de tí y
te lo pagaremos!
El criado tubo que seguir
su viaje a pie, y después de caminar un largo trecho, llegó a una gran ciudad.
Había gran ruido y multitud de gente en las calles, y un hombre venía montado a
caballo, gritando en voz alta:
-"La hija del rey desea un
esposo, pero quien pretenda su mano debe cumplir una dura tarea, y si no lo
logra será severamente castigado."-
Muchos ya habían hecho el
intento, pero en vano. Sin embargo, cuando el joven vio a la princesa, fue
cautivado por su belleza, y olvidando cualquier peligro, fue donde el rey y se
declaró como pretendiente.
Entonces lo condujeron mar
adentro, y en su presencia arrojaron al fondo un anillo. El Rey le ordenó que
trajese el anillo del fondo del mar, y añadió:
-"Si vuelves sin ella,
serás precipitado al mar y abandonado a tu suerte."-
Todos los presentes se
compadecieron del apuesto mozo, y se retiraron dejando al joven solo en la
playa. Él se quedó allí, considerando lo que debía de hacer, cuando de pronto
vio tres peces que se le acercaban, y que no eran sino aquellos tres que él
había salvado. El que venía en medio llevaba en la boca una concha, que depositó
en la playa, a los pies del joven. Él la recogió y la abrió, y en su interior
estaba el anillo de oro. Lleno de alegría lo llevó al rey, esperando que le
concediese la prometida recompensa.
Pero la orgullosa princesa,
al saber que su pretendiente no era más que un simple criado, lo rechazó,
exigiéndole la realización de una nueva tarea. Salió al jardín, y con sus
propias manos esparció entre la hierba diez sacos llenos de semilla de mijo y
dijo:
- "Mañana, antes de que
salga el sol, debes haberlo recogido todo, sin que falte un solo grano."-
El joven se sentó en el
jardín pensando sobre como podría cumplir aquella tarea. Pero no se le ocurría
nada, y se sentó muy triste pensando que a la mañana siguiente le sería impuesto
un terrible castigo. Pero cuando los primeros rayos del sol iluminaron el
jardín, encontró los diez sacos completamente llenos, uno al lado del otro, sin
que faltase un solo grano. Por la noche había acudido la reina de las hormigas
con sus miles y miles de súbditos, y los agradecidos animalitos habían recogido
el mijo muy diligentemente, y lo habían depositado en los sacos.
Bajó la princesa en persona
al jardín y pudo ver muy asombrada que el joven había hecho la tarea
encomendada. Pero su corazón orgulloso no estaba saciado aún, y dijo:
-"Aunque él haya realizado
las dos tareas, no será mi esposo hasta que me traiga una manzana del Árbol de
la Vida."-
El pretendiente ignoraba
dónde crecía aquel árbol, pero se puso en camino, dispuesto a no detenerse
mientras lo sostuvieran sus piernas, aunque no abrigaba esperanza alguna de
encontrar lo. Después de haber recorrido ya tres reinos, un atardecer llegó a
un bosque y se tendió a dormir debajo de un árbol. Pero él oyó un rumor entre
las ramas, y al instante una manzana dorada cayó en sus manos. En ese mismo
momento bajaron volando tres cuervos, que se posaron sobre sus rodillas, y le
dijeron:
-"Somos aquellos cuervos
pequeñitos que salvaste de morir de hambre. Ahora, ya crecidos, supimos que
andabas en busca de la manzana del Árbol de la Vida, entonces cruzamos volando
el mar y llegamos hasta el confín del mundo, donde crece el Árbol de la Vida, y
te hemos traído la manzana"-
El joven, con todo júbilo,
reemprendió el camino de regreso, y llevó la manzana dorada a la bella princesa,
la cual no puso ya más excusas. Ellos partieron la manzana de la vida en dos
mitades y se la comieron juntos. De inmediato en el corazón de la princesa brotó
un sincero y gran amor por el joven, y vivieron muy felices hasta el fin de sus
vidas.
FIN
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